Cuando Juan María de Salvatierra inició su viaje hacia la California para establecer un asentamiento permanente en estas tierras, decide a instancias de la información que le dio el Padre Eusebio Francisco Kino llegar a lo que fuera la Misión de San Bruno que 12 años antes habían habitado él y la gente que venía acompañando al Comandante Isidro Atondo y Antillón; sin embargo las condiciones eran mucho muy diferentes a lo esperado.
De acuerdo a lo consignado por el Sacerdote Salvatierra en su epistolario, el barco en el que viajaba junto con una parte de las personas que lo acompañaban llegaron frente a San Bruno el día 12 de octubre de 1697, sin embargo por estar a la espera de la lancha que traía la parte restante de sus hombres además de una gran cantidad de bastimento decidieron no desembarcar ese día. El día siguiente hubo "grandes corrientes" y vientos que les hicieron imposible el desembarco. No fue sino hasta el día 14 de octubre que tuvieron buen clima y desembarcaron unas 25 leguas al norte de San Bruno por lo que tanto el barco en mar como los hombres en tierra tuvieron que hacer una larga caminata, durante ese día y el siguiente, hasta encontrar a un grupo de naturales los cuales les explicaron que cerca de ahí se encontraba el sitio donde unos años antes se había fundado este enclave español. Ya era para entonces el 16 de octubre
Las primeras acciones que emprendió Salvatierra fue presentarse con los Californios que encontraron y preguntarle por el resto de su gente. Los naturales les comentaron que cerca de ahí estaba su ranchería y que estarían muy gustosos de que los visitaran. Salvatierra con tal de agradarlos juntó a un grupo de sus acompañantes y siguieron a los naturales hasta donde estaban las ruinas de lo que otrora fuera el Real de San Bruno. De este sitio solo quedaban algunas piedras y una pequeña barda en pie. Debido a que se les hizo noche no pudieron regresar a la playa donde los esperaba su barco y el resto de su gente así que tuvieron que pernoctar entre las ruinas encontradas. Al día siguiente los visitaron mujeres y niños de la ranchería cercana y les convidaron de su agua, la cual todos juzgaron sumamente salobre. Finalmente Salvatierra decide emprender el camino de regreso al punto de encuentro del resto de sus hombres, en la playa.
Ante tan triste panorama, Salvatierra conferencia con sus hombres y todos coinciden que el antiguo Real de San Bruno queda muy lejos de la playa como para poder transportar adecuadamente los bastimentos que trajeran de la contracosta además de escasas fuentes de agua (las cuales eran sumamente salobres y dañinas para la salud). Fue entonces que el capitán Juan Antonio Romero les comentó que recordaba haber venido hacía años a explorar esta parte de las Californias y que sabía de una ensenada a la cual denominaba como de San Dionisio y en la cual se avistaban muchos árboles y que al hacer "aguada" habían encontrado un manantial de agua muy sabrosa. Ante tal situación las opiniones se dividieron entre los que se querían quedar en San Bruno y los que querían acudir a San Dionisio. Para resolver esta situación el sacerdote Salvatierra decide que se lance a la suerte. Salvatierra se encomienda a la virgen María y saca un papel que tenía escrita la frase "San Dionisio" por lo que esta fue la decisión que privó.
Para el día 17 de octubre, en la tarde, Salvatierra y sus hombres se hacen a la mar con dirección al sitio acordado, pero antes le piden a los naturales que encontraron que vayan por su gente y que se reunan en el sitio a donde se trasladan. Al día siguiente llegaron a la ensenada y de inmediato Salvatierra y sus hombres desembarcan llevando un crucifijo y una imagen de la virgen. Los naturales que los recibieron se acercaron a ellos en paz y besaron ambas imágenes en señal de mansedumbre. Después de hacer un recorrido por este primer sitio de la ensenada se dieron cuenta que el agua no era muy buena por lo que se vuelven a embarcar y navegan una legua más hacia el sur. Bajan de nuevo y se repitió el mismo ritual anterior. Al hacer un recorrido por las inmediaciones de este sitio no los convence del todo por lo que continúan explorando por tierra y todavía continuaron una legua y media caminando por la playa y en el mar los seguía el resto de la tripulación en el barco.
Por fin llegaron a un sitio donde encontraron una gran cantidad de Californios asentados así como agua de la mejor calidad. El sacerdote Salviatierra, el cual había pernoctado en el barco, saltó de nuevo a tierra en este lugar en la mañana del sábado 19 de octubre y le pareció muy bueno el sitio y de las mejores condiciones, por lo que de inmediato ordena a sus hombre que desmonten una buena parte del sitio y bajen las provisiones, herramientas y armamento para iniciar con la construcción de un pequeño asentamiento. El desembarco y desmonte del lugar duró 4 días. El 24 de octubre se bajó de la nave la imagen de la Virgen de Loreto y fue recibida con disparos de salva por la tropa y con una ceremonia lo más solemne posible, principalmente para impresionar a los naturales. Al día siguiente, sábado 25 de octubre de 1697 se lleva a cabo una Misa solemne en el sitio al cual los Californios denominaban "Conchó" (mangle rojo) y que a partir de ese momento tomó el nombre de Real Presidio de Loreto (hoy Loreto) y con esta fecha se conmemora su fundación.