Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Los orígenes de la colonización en Sudcalifornia tienen sus raíces fuertemente cimentadas en la religión católica. Los conquistadores españoles trajeron este culto a las tierras americanas, y la principal motivación de los misioneros jesuitas para crear establecimientos permanentes en la California fue la conversión de los nativos hacia la fe de su religión.
Los primeros asentamientos misionales (o Misiones, como se les denomina coloquialmente) que surgieron en la California, tuvieron como centro de sus actividades un Templo dedicado al culto de la religión. Alrededor de éste giraba la vida de todos los colonos así como la de los indígenas conversos. Estos templos o iglesias eran elaborados por lo general con material que se encontraba en el lugar, es por ello que varios de éstos fueron construidos con adobe (barro compactado y mezclado con zacate) al cual agregaban algunos postes de arbustos como especie de columnas que sostuvieran la techumbre. Por lo general estaban cubiertos con hojas de palma para proteger a los feligreses y los objetos litúrgicos de la lluvia, los rayos del sol y en general de las inclemencias del tiempo.
Solamente algunas iglesias fueron elaboradas con materiales más duraderos como piedra o cantera. Tal es el caso de las iglesias en los poblados sudcalifornianos de San Ignacio, San Francisco Xavier, Santa Rosalía de Mulegé, San Miguel de Comondú, San Luis Gonzaga. En estos poblados, abundaba la piedra y la cal, por lo que fueron utilizados por los misioneros para la edificación. Los encargados de transportar estos materiales y realizar las actividades de albañilería fueron los mismos indígenas, a los cuales se les daba un pago con alimento (por lo general maíz cocido y atole) por el trabajo realizado. La mayoría de estos Templos tardaron decenas de años en ser terminados. Por citar algunos ejemplos comentaré que el Templo de San Ignacio tardó 53 años en finalizarse, la de San Francisco Xavier tardó 15 años, la de Santa Rosalía de Mulegé se concluyó en 33 años. Los Templos del resto de las Iglesias originales, entre los que se cuenta el de Loreto, Liguí, Los Dolores, Santiago, San José, La Paz, Todos Santos, al ser construidos con adobe, con el paso del tiempo y tras sufrir embates de inundaciones, ciclones y terremotos, se derrumbaron, por lo que las iglesias que actualmente se encuentran en estos sitios fueron construidas en la segunda mitad del siglo XIX y mediados del XX. Incluso algunos templos ya jamás fueron reconstruidos y desaparecieron como en el caso de Ligüí y Los Dolores.
En estas iglesias o “ex misiones”, han pasado incontables sacerdotes pertenecientes a varias cofradías dentro de la iglesia católica. Iniciaron los jesuitas, siguieron los franciscanos y posteriormente los Dominicos. En el siglo XIX hubo un gran abandono del culto religioso por parte de la jerarquía católica por lo que en ocasiones no había más de 2 sacerdotes para cubrir toda la longitud de la península. Fue hasta el siglo XX en que el clero nacional empieza a hacerse cargo de la mayoría de estos templos y, El Vaticano manda en su auxilio a los “Misioneros Combonianos”, de los cuales ha quedado una fecunda y reconocida huella por su actuar y compromiso con las necesidades del pueblo sudcaliforniano.
Fueron un par de sacerdotes pertenecientes a los “Misioneros del Espíritu Santo” los que promovieron la creación de un templo el cual estuviera especialmente dedicado al culto de la Virgen de Guadalupe en este puerto de La Paz. Durante el vicariato de Monseñor Felipe Torres, los sacerdotes Guadalupe y Agustín Álvarez realizaron acciones de promoción entre la grey de este poblado para la creación de un templo Guadalupano, por lo que promovieron diversas actividades para recaudar dinero el cual sería destinado a la compra de un terreno para tal fin. En ese entonces el delegado de La Paz era el famoso Gilberto “Gilito” Arriola, y fue el encargado de hacer la venta a esta Congregación, con fecha 9 de diciembre de 1945, un predio ubicado en la colonia Pueblo Nuevo, entre las calles 5 de febrero, Aquiles Serdán, Sonora y Revolución de 1910. Fue hasta el año siguiente, el 7 de febrero de 1946 que se iniciaron las actividades de construcción, coordinadas bajo la dirección del Arq. Pompello Tello Barrera.
2 años después y tras ser establecidos como responsables del Templo los misioneros de la orden Comboniana, el sacerdote Celindo Marigo continuó promoviendo las actividades para agenciarse de recursos para seguir construyendo. En el año de 1953 se hizo un rediseño de la estructura del edificio por el Ing. Sebastián Díaz Encinas, con lo que se continuó con las obras de construcción contando con el apoyo decidido del Gral. Agustín Olachea Avilés, en ese entonces Gobernador y jefe militar del Territorio de Baja California Sur.
Es importante mencionar el gran apoyo que tuvo para la construcción de este templo a través de los recursos que obtenían los grupos como Acción Católica, la ACJM y la Sociedad Guadalupana, los cuales de forma permanente realizaron kermeses, festivales artísticos, rifas, ventas de comida y demás actividades. A partir del año de 1958, el sacerdote Juan Giordani Nana es investido como Prefecto Apostólico de La Paz, y ofreció todo su apoyo al sacerdote Carlos Toncini para que continuara con la construcción del mencionado Templo Guadalupano. Para el logro de su obra tuvo la ayuda del también religioso Mario Balbini Parasi.
El diseño original del Templo del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha sufrido incontables modificaciones del que fuera su plano original. A mi ver se ha tratado de darle la opulencia de un templo semejante a los que se encuentra en las grandes ciudades del interior de la República Mexicana y rompe totalmente con la estructura austera y recatada del diseño de los templos religiosos de Sudcalifornia. En el año de 1970 el maestro José Alemán inició con una reconstrucción de los planos incorporando una estructura de metal que sostendría el techo.
Con la llegada del sacerdote Isaac Villafaña a la rectoría de esta iglesia, en el año de 1976, se construyó el altar, la pila bautismal, el acabado de los capiteles de las columnas, la casa habitación de los sacerdotes y los salones de catequesis y del “santísimo”. Fue en el año de 1995, cuando se conmemoraron los 50 años de inicio del Templo Guadalupano, que se convocó a un grupo de entusiastas arquitectos para que rehicieran el proyecto del Templo. Entre los profesionistas participantes estaban Víctor Sánchez, Alfredo Tinoco, Jorge Ramírez y Gustavo Escobar. Hasta la fecha este es el diseño que se está siguiendo y del cual existe una maqueta en el interior de la iglesia donde se puede apreciar cómo quedará la obra una vez concluida.
El templo o Iglesia del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe se perfila como la estructura de mayor superficie construida para un oficio religioso de todo el estado, y una vez finalizada competirá en feligreses e importancia con la Catedral de Nuestra Señora de La Paz Airapí. Sin embargo, muchos paceños añoramos aquella construcción sencilla y humilde que fue en sus inicios este templo, en donde los fieles podían acudir en un espacio sencillo y de recogimiento a rendir culto a su Creador.
Bibliografía:
La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, proceso histórico y símbolo emblemático – Profr. Gilberto Ibarra Rivera.
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