LOS ENTIERROS PREHISPÁNICOS DEL “CONCHALITO”





Autor: Sealtiel Enciso Pérez

Las costumbres funerarias del grupo indígena que habitó esta ensenada de La Paz, los Guaycuras, es muy interesante y tuvo una evolución con el paso del tiempo. Este desarrollo de una “cultura mortuoria” está íntimamente relacionada con la sedentarización de sus miembros así como los cambios alimenticios.

Es innegable que todos los grupos indígenas que habitaron la antigua California eran nómadas. Tenían que trasladarse a lo largo y a lo ancho de la península buscando semillas, pitahayas, agaves, jícamas, así como conejos, liebres, venados, borregos, etc. en fin, todo aquello que les ofreciera la posibilidad de satisfacer el hambre de las pequeñas bandas o ranchería en que se dividían. Con el paso del tiempo, los grupos que conforman a los Guaycuras o “guaycuros” como también los denominan los Jesuitas en sus escritos, descubrieron una hermosa ensenada la cual estaba resguardada por un brazo de arena (mogote) y en la cual abundaba no sólo la caza sino también diversas especies marinas y moluscos de los cuales pudieran alimentarse.


Con el paso del tiempo estos grupos empezaron a explorar los alrededores de la ensenada en busca de fuentes de agua y las encontraron en más o menos cantidad. En ocasiones estas fuentes de agua eran arroyos producto de lluvias de temporada pero que con el paso del tiempo se secaban. También encontraron algunas fuentes naturales de agua las cuales brotaban de ciertas rocas o de oquedades en el sueño y esto les permitía asentarse por periodos más o menos largos. Al parecer el sitio más propicio para establecer los campamentos fue en la región sudoccidental de la Ensenada, lo que hoy se conoce como la zona de El Conchalito. Como testigos de esta presencia en la actualidad se siguen encontrando restos de fogatas petrificadas, restos de balsas e incluso adornos que portaban estos individuos.


Algunos antropólogos han especulado que mucho tuvo que ver el que la dieta de estos grupos empezara a modificarse para que pudieran permanecer por largos periodos en el sitio. Al incorporar el consumo de moluscos y peces en su alimentación así como una fuente de agua segura hizo que la necesidad de vagar de forma errante por la California ya no fuera tan necesaria. Fue en estos momentos que tienen el tiempo necesario para crear toda una “cultura mortuoria” en torno a sus difuntos. Hasta ese momento cuando un integrante de su grupo moría simplemente lo dejaban donde había fenecido o lo enterraban sin más preparativos.

En las investigaciones recientes que se han practicado en los entierros encontrados en el Conchalito, se ha podido apreciar el ritual elaborado que crearon en torno a la muerte. Se pueden apreciar ofrendas que acompañaban a los difuntos donde “agradecían las bondades de la tierra y del mar”. Esto lo realizaban colocando al lado del cuerpo semillas y conchas. Incluso se ha podido observar la diferencia entre los entierros encontrados ya que algunos parecen pertenecer a chamanes o jefes de los grupos indígenas.


Finalmente es importante precisar que la costumbre de enterrar los cuerpos y esperar un tiempo para desenterrarlos y desmembrarlos, pintarlos de colores ocres y volverlos a enterrar envueltos en pieles de venado, no hubiera podido crearse sin un asentamiento permanente en el lugar donde sería la última morada de estos difuntos.



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