Autor: Sealtiel
Enciso Pérez
Al pasear por el
centro de San José del Cabo nos sorprendemos de la bonanza que se ve en sus
zonas comerciales, hoteles y restaurantes. Las colonias cuentan con servicios
públicos y áreas de recreación y esparcimiento donde los habitantes pueden
descansar y crear a sus familias en paz. Sin embargo esto no siempre fue así,
el auge del cual goza ahorita fue producto del esfuerzo de hombres y mujeres
que dieron los mejores años de su vida y sus máximos esfuerzos por traer el
progreso a estas tierras y aunque muchos de ellos sabían que no lo verían
concretado, eso no fue impedimento para que acometieran la tarea con ánimo y
bríos. Tal es el caso que hoy nos ocupa de la señora Sumiko Sanay Maldonado.
Nació en el hermoso
puerto de Cabo San Lucas un 22 de enero de 1937. Hija del señor Tomitaka Sanay
y la señora Eudalda Maldonado Villalobos. Fue la mayor de 7 hermanos: Yataro,
Mariko, Katzutaka, Yoshiko, Ahiko y María de Jesús. El destino quiso que a
principios de los años treintas su padre llegara junto con un grupo de
japoneses a trabajar en la empacadora de atún que había en el puerto, venían
contratados desde la ciudad de San Francisco, EUA. En el puerto se enamoró y
casó con la señorita Eudalda Maldonado, nacida en San José del Cabo, y formaran
este hermoso matrimonio.
Todas las personas
que tuvieron el gusto de conocer a la señora Sanay la recuerdan como una
persona servicial, inteligente y sobre todo muy trabajadora. Desde muy pequeña
ayudaba a la economía de su familia vendiendo pan y café a los empleados de la
empacadora. A la edad de 5 años tuvo que abandonar nuestra península junto con
su familia debido a una situación infortunada producto de los efectos de la
Segunda Guerra Mundial que se dejaron sentir hasta este brazo de la patria. La
razón de ello se debió a que el Gobierno Mexicano ordenó a todos las personas
de origen japonés que habitaban la República se concentraran en instalaciones
que se habían construido con ese fin en algunos sitios del país, con el
propósito de evitar que se hicieran posible acciones a favor de Japón, país con
el cual México se encontraba en guerra. El sitio al cual fue confinado el señor
Tomitaka Sanay fue en la Ciudad de México. Posteriormente fueron trasladados a
sitios como Tehuacán, Pue., Ciudad Valles, SLP y Colima en donde la familia se
empleó en labores de agricultura. Fueron tiempos muy difíciles para Sumiko y su
familia pero le sirvieron para templar su carácter y forjarla en el acero del
liderazgo y la perseverancia que años después serían su fortaleza.
Una vez que se les
permitió regresar a nuestra entidad, Sumiko continuó sus estudios de primaria
en la Escuela “Vicente V. Ibarra”, en San José del Cabo. Lamentablemente la
situación económica de la familia la obligó a dejar los estudios para buscar un
trabajo que le permitiera aportar recursos para los gastos el sostenimiento de
su hogar paterno. Contando con tan sólo doce años acude a la tienda de
abarrotes de la familia Sandoval y les solicita un empleo, el cual de inmediato
se lo otorgan. Durante el tiempo que laboró en este negocio siempre sobresalió
por su inteligencia nata para los negocios y sobre todo su disciplina y honradez.
Poco después la Sumiko decide independizarse y funda su propia tienda de
abarrotes la cual tuvo en funcionamiento por más de veinte años.
En su deseo de
progresar, siempre de forma honesta y con trabajo, se contacta con la compañía
de Auto transportes foráneos “Águila” para solicitar ser su representante en
San José del Cabo, encargo que se le otorga y en el cual se desempeño por
muchos años siempre con una disciplina y eficiencia inquebrantable.
El 21 de marzo de 1958
se une en matrimonio con el señor Alberto Fisher Cota. De esta unión nacieron 4
hijos: Alberto, María del Carmen, Norma Alicia y José Luis. Siguiendo el
ejemplo de sus padres, todos ellos lograron culminar estudios profesionales y
se han convertido en personas de bien, continuando el legado que sus padres les
dejaran.
El espíritu
inquieto de la señora Sumiko Sanay la motiva a afiliarse al Partido
Revolucionario Institucional (PRI) en el año de 1959 y así poder encausar sus
energías de servicio a las causas sociales y ser gestora de las mismas ante las
autoridades del Territorio y posteriormente del Estado de Baja California Sur.
Su don de gente y su personalidad carismática se ganan la confianza de las
personas que le rodeaban así como de los integrantes de su partido, lo cual le
permitió obtener grandes logros como: Ser dirigente municipal de las mujeres
priistas, Candidata suplente del señor Héctor Palacios Avilés, primer
presidente municipal de Los Cabos (1981-1984), Directora del DIF Municipal
(Administración presidida por el Profr. León Cota Collins 1987-1990), Directora
del Comité de Participación Ciudadana (Administración del C.P. Miguel Ángel
Olachea Palacios 1993-1996), Directora General de Servicios Públicos
Municipales (Administración del Profr. Miguel Antonio Olachea Carrillo 1996-1999),
Integrante del Club de Mujeres Profesionistas y de Negocios, Presidenta de la
Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Presidenta del voluntariado del IMSS y
Presidenta del Patronato de la Estancia Infantil del IMSS en San José del Cabo.
Orgullosa de sus
orígenes japoneses por parte de su padre, en el año de 1985 decide viajar a
Japón para identificar y conocer a los miembros de la familia Sanay. Su padre
había perdido comunicación con ellos después de la Segunda Guerra Mundial. Tuvo
la fortuna de conocer a varios de ellos y pasar momentos agradables con ellos
recordando a sus ancestros en aquel país.
Gracias a los
valores que había recibido de sus padres y que ella enarboló durante toda su
vida pudo gestionar y concretar una gran cantidad de obras en beneficio de su
ciudad y municipio: Presidenta del comité pro construcción del Hospital general
de la Secretaría de Salud de San José del Cabo, Presidenta del Comité Pro
Construcción del Jardín de Niños “Marcelo Rubio Ruiz”, Presidenta de las
Asociaciones de Padres de Familia del Jardín de Niños “Rafael Pérez de León”,
de la primaria “Vicente V. Ibarra” y de la Secundaria “José Antonio Mijares”.
En cada una de las representaciones que le confiaron sus conciudadanos, la
señora Sumiko Sanay las desempeñaba con gran compromiso y respeto a la palabra
empeñada. Fue por ello que pudo dejar tras de sí una gran estela de obras
concluidas y entregadas a la comunidad, las cuales aún perduran como fieles
testigos de su infatigable trabajo y para bien de los josefinos.
En reconocimiento a
su trayectoria en el servicio público del Gobierno pero también como gestora
social, el prestigiado grupo de notables ciudadanos del conocido como
“Madrugadores de Los Cabos” le otorgó el reconocimiento de “Forjadora del año”
en una ceremonia llevada a cabo el 5 de abril de 1995. La labor de la Señora
Sumiko Sanay no sólo se concentró en el área urbana de Los Cabos sino que
también emprendió acciones de beneficio de comunidades rurales a través de
campañas de limpieza, realizando acciones para recaudar fondos para el H.
Cuerpo de Bomberos, Benemérita Cruz Roja y el dispensario médico. Sanay
Maldonado era una líder nata por lo que supo organizar a la sociedad civil para
que a través de Comités de Obras lograran beneficios como pavimentación de
calles, alumbrado público, electrificación, agua potable, etc.
En el año de 2006
el Gobierno Municipal de Los Cabos, que en ese entonces encabezaba el Sr. Luis
Armando Díaz, le otorgó el honroso título de “Ciudadana Distinguida del Municipio”
como un justo premio y reconocimiento por su amplia trayectoria tanto en la
administración pública como gestora social.
El 29 de junio de
2006, a la edad de 69 años, la señora Sumiko Sanay Maldonado fallece, rodeada
del amor y cariño de toda su familia.
Como un homenaje
póstumo a su obra, la administración municipal de Los Cabos encabezada por el
señor Oscar René Núñez Cosío le impuso el nombre de esta destacada cabeña al
parque de la Colonia Rosarito en San José del Cabo (2008-2011) y en fechas más
recientes, año 2015, el entonces presidente municipal Antonio Agúndez Montaño
nombra al parque infantil de la colonia “5 de Febrero” en honor a la grata
memoria de la Sra. Sanay Maldonado, la cual hizo posible que este sitio contara
con una cancha de básquetbol.
Cuando una persona
ha dedicado toda su vida a ayudar a sus conciudadanos, a dar lustre y realce a
la tierra que la vio nacer, a esas personas cuando fallecen jamás se les
olvida, su obra se perfecciona y fecunda inmortalizándose en el corazón y la
memoria de los bienhechores de sudcalifornia.
Agradezco
profundamente a la Lic. Norma Alicia Fisher Sanay el proporcionarme datos
biográficos de su madre así como fotografías de su propiedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.