Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Recuerdo que la primera noticia que tuve de Daniel
fue a través de su señora madre, la Profra. Prisca Melgar Sánchez, la cual tuve
la oportunidad que fuera mi maestra cuando estudiaba la carrera de Profesor de
Primaria en la Escuela Normal Urbana “Domingo Carballo Félix” de esta ciudad de
La Paz, B.C.S. Ella me platicaba con
gran orgullo de sus hijos, pero en particular de Daniel, el cual había partido
muy joven (a los 16 años) rumbo al Distrito Federal buscando perfeccionar sus
conocimientos de canto y guitarra. Para ello se había inscrito en la Escuela
Nacional de Música sin embargo la abandonó al poco tiempo para iniciar su
aprendizaje autónomo. Nos comentaba que durante el tiempo que estuvo como
Senadora en la capital del país, permaneció
en contacto con él y que le comentaba que tocaba en varios grupos de
rock en diversos lugares de aquella ciudad. En ese entonces, cuando nos
platicaba esto, Daniel ya contaba con 26 años de edad y despuntaba como una de
las grandes promesas de la Guitarra Eléctrica, con un talento natural sobre
todo para tocar el género del “Blues” y que lo llevó a ser tan aclamado en
todos los foros donde ejecutaba su arte.
Hace unos 2 o 3 meses atrás platicaba con mi amiga
Antonieta Cortés Bareño, Directora del prestigiado Estudio de Ballet “Petipa”
de esta ciudad de La Paz, B.C.S., sobre la trayectoria de Daniel Tuchmann en
esta ciudad, y ella me comenta que tuvo el gran gusto de coincidir en la
secundaria y preparatoria con él. Comenta que era una persona sumamente
agradable, alegre; y que disfrutaban reunirse con una gran cantidad de amigos
en unas memorables “lunadas” las
cuales eran amenizadas por la música y canto de Daniel. De estas reuniones
salieron algunas canciones que hizo famosas tiempo después con su muy
particular forma de tocar y cantar. Ella recuerda que desde los 12 años lo veía
cargando su guitarra (acústica) para todos lados, tiempo en el que también
Daniel incursiona en la Guitarra eléctrica.
Ya para el año de 1988, recibido como profesor,
inicié mis incursiones en la vida nocturna de esta ciudad, que a decir verdad
era muy poca. Uno de los pocos sitios que contaba con música en vivo era “La
varitas”, aquel sitio bohemio y en penumbras, en donde conocí de viva voz del
mismo Daniel las canciones de su primer disco “La última Neurona”, el cual
había producido la disquera BMG-RCA en el año de 1987. Aún recuerdo como si lo
estuviera viendo en este mismo momento, en el escenario tocando aquellas
canciones como Una palabra, Laura, Si
vuelves, La última Neurona, Hace como un año, Aventurero y paria. Al
tiempo, llegó el grupo “Fórmula 5” con Julián Vázquez como vocalista. Entre su
repertorio incluían varios de estos éxitos de Tuchmann así como las canciones
que fueron emblema del Rock Sudcaliforniano y que con su humor característico
Daniel supo incluirlo en ellas: “El Rock del Yico” y “Vas a querer”. Años después
Tuchmann declararía que estas canciones fueron las precursoras del Rock
netamente sudcaliforniano y que el primero que las escuchó fue el señor Francisco
King Rondero, el cual lo felicitó y propuso programarlas en la XENT Radio La
Paz.
Algo que muy poca gente sabe es que Daniel fue el
fundador de un grupo musical llamado “Machete” el cual se caracterizaba por
tocar el llamado “Canto Nuevo” o “Música de protesta”. En esta etapa de su vida
tuvo oportunidad de conocer a cantantes de la talla de Tania Libertad, Óscar
Chávez, Betsy Penanis, Eugenia León, Gabino Palomares y Amparo Ochoa. Con esta
última llevó a cabo giras por casi toda la República Mexicana en donde él era
el Guitarrista principal. Otro dato curioso es que en su álbum “La última
Neurona” incluyó tres canciones que son poemas musicalizados del gran escritor
y poeta de estas tierras, Edmundo Lizardi, los cuales llevan por nombre “Bella
fugitiva”, “Una palabra” y “Aventurero y paria”.
Conforme pasaron los años ocasionalmente veía
anuncios en periódicos o en la televisión que anunciaban la llegada o partida
de Tuchmann de esta ciudad. Sus amigos comentaban que Daniel podía pasar años,
a veces más de diez, sin dar idea de dónde pudiera encontrarse, y de repente
les aparecía en la Paz invitándolos a una velada de rock en alguno de los
sitios de moda. Daniel comenta que pasó varios años viviendo en Irlanda y
Bélgica; posteriormente emigró a California, EUA, en donde vivió en Berkeley
para al final asentarse en la ciudad de Oakland. Sin embargo su amor por esta
bella península y su país lo hacían que regresara y retornara, aunque sea de
visita, por aquellos lugares en donde creció hasta adquirir la estatura que hoy
tiene: Ciudad de México, Guadalajara, La Paz, Cabo San Lucas, etc. incluso
comentó que realizó largos viajes al interior del desierto sudcaliforniano en
busca de conocimiento e inspiración. Daniel se caracterizaba por su mente ágil,
siempre dispuesto a hacer una broma a quien se pudiera; cuenta que en una
ocasión un amigo chilango le dijo, con ganas de molestarlo: “Oye Daniel, ¿Por
qué los paceños son tan huevones?” a lo que nuestro personaje en comento, al
momento y con una sonrisa en los labios, le espetó lo siguiente: “!Porque
podemos!, compa, ¡porque podemos!”.
Daniel dejó este preciado mensaje, como un legado a
los jóvenes que como él, deseen incursionar en este arduo pero hermoso camino
de la música: “Desde que me fui de aquí a la ciudad de México, cuando tenía 16
años, yo ya estaban viviendo allá, entonces como quien dice me di cuenta que la
única manera de hacer una carrera en la música era enfrentarte al mundo, no
nada más a nivel local, inclusive es un consejo que yo siempre le he dado a los
chavos que están empezando, que traten lo más pronto que puedan salir del
rancho como digo yo, vayan a buscar porque hay todo un mundo afuera muy grande
para pasarse la vida en la propia tierra de uno aunque eso no me quita lo regionalista,
por que como buen sudcaliforniano soy regionalista, pero creo que me despegue
del cordón umbilical, del terruño, a buen tiempo, a los 16 años, entonces eso te
hace inclusive extrañarlo de lejos y regresar cada vez con más ganas”.
En este año, a mediados de enero, falleció la
Profra. Prisca Melgar y hoy lo hace su hijo Daniel. Ambos grandes talentos en
sus propios campos. Sin embargo los despedimos como queremos recordarlos, como
grandes seres humanos. Daniel siempre
será un ejemplo para todos aquellos artistas que deseen seguir su camino en la
música: perseverante, apasionado y un talento natural. Ve en paz y que la
tierra te sea leve.
Bibliografía:
https://tuchmann.wordpress.com/
“PLATOS LASER: "Las varitas III", rock
sudcaliforniano”. Revista “Proceso”.
“Daniel Tuchmann leyenda viva del Blues-rock
sudcaliforniano”. Periódico en línea “bcsnoticias”.
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