Autor. Sealtiel Enciso
Pérez.
Cuando la cabecera del
distrito sur de la Baja California fue cambiada a este puerto de La Paz en el
año de 1830, los diferentes jefes políticos designados por el Imperio Mexicano
en su momento, con Agustín de Iturbide o Agustín I, y posteriormente por los
diferentes Presidentes de la República, despacharon en diferentes sitios de
este lugar, algunos fueron sus casas particulares y otros fueron locales
arrendados ex profeso, sin embargo siempre estuvo latente el deseo de construir
un recinto que fuera digno de albergar la sede de la representación del poder
civil y militar en estas tierras calisureñas. Fue en el año de 1879, en que la
jefatura de gobierno y militar del territorio estaba al mando del Coronel Andrés
L. Tapia, que este militar ordenó realizar un proyecto que incluyera una Casa
de Gobierno así como el Cuartel de Infantería. De acuerdo a los documentos que
se encuentran en el Archivo Histórico de Baja California Sur “Pablo L.
Martínez”, este diseño incluía “la fachada y la distribución seccional: destaca
el despacho del jefe político, secretaria, oficina, archivo, cuerpo de guardia,
prevención, pabellón de jefes y oficiales, juzgado de primera instancia,
archivo del juzgado y corredor que sirve de cuartel. En el centro: pozo y
lavadero y en el ángulo izquierdo, al fondo del patio, un calabozo”.
Una vez realizadas las
gestiones ante el gobierno federal y radicado los recursos económicos se dio
paso a la construcción de inmueble el cual se finalizó y fue inaugurado en el
año de 1881 por el ahora jefe político y comandante militar, Gral. José María
Rangel. Hace unos días revisaba el libro “México pintoresco, artístico y
monumental” del escritor Manuel Rivera Cambas y pude encontrar una reproducción
de una hermosa fotografía tomada en el año de 1883 a este edificio. Al frente
se puede apreciar la impronta del jardín “Máximo Velasco” el cual estaba
sembrado con una gran cantidad de árboles juveniles y cercado por una valla de
madera. Detrás de él se aprecia el hermoso edificio a dos años de haber sido
inaugurado y con la inscripción “Casa de Gobierno” en la parte superior de la
fachada; un poco más abajo y del lado izquierdo se lee “Gobierno político” y
del lado derecho “Tribunal superior”.
Al parecer el edificio a
pesar de haber sido inaugurado no contaba con el equipamiento interior ni
tampoco con las divisiones respectivas que marcaban los planos, por lo que
durante varios años este edificio no pudo ser utilizado. Tras una larga lista
de albañiles que a paso de tortuga iban dando forma al interior del inmueble, y
de la llegada a cuenta gotas del mobiliario necesario, fue hasta el primero de
enero de 1888 que los poderes del Distrito Sur del Territorio de Baja
California se pudieron asentar en este local y continuar con sus gestiones en
un sitio más acorde a las necesidades de esos tiempos.
En una interesante
descripción que realizó el Profesor Gilberto Ibarra Rivera en su libro “La Paz.
Ciudad y puerto Mexicano. Origen, Proceso histórico y Símbolos emblemáticos”
nos dice lo siguiente sobre este edificio: “El corte de la construcción
principal es de estilo neoclásico, levantado al margen de la acera, macizo
corrido conocido como estilóbato, de donde se levantan las paredes y están
colocadas las basas de donde, en el edificio original, partían las cuatro
columnas que adornaban la puerta principal y las dos columnas localizadas en
los extremos de la fachada; ésta presenta trece vanos que forman su estructura
a partir de la puerta central y distribuidos simétricamente, cubiertos con seis
ventanas rectangulares de dos hojas por cada lado, construidas de madera, con
rejas horizontales en forma de persiana fija. Fueron alineadas a la altura de
las basas que sostienen las pilastras de la puerta principal. El marco de las
ventanas está formado por un jambaje en forma de recuadro y arriba de cada
ventana, coronada con una cornisa unida por una moldura curva a cada lado de
las jambas, arreglo que en conjunto forman una de las vistas simétricas de la
fachada, complementada con la parte central, en donde se encuentra la puerta
principal, también de madera, adornada con sus respectivas jambas y el dintel.
Arriba de éste, encontramos una cornisa sencilla que se extiende
longitudinalmente a lo largo de la fachada. La parte lateral de la fachada
prosigue con una ventana igual a las anteriores y con una ventana menor que
tiene dos jambas rematadas en un arco de medio punto sobre la que se encuentra
una cornisa y en parte superior de ésta, se extiende el arquitrabe al igual que
en el frente de la fachada.
A cada lado de la puerta se
presentan dobles pilastras, asentadas sobre basas. En esta parte del edificio,
existen algunas modificaciones en comparación con la construcción original:
entre la cornisa longitudinal y la puerta principal se encuentra inscrito el
nombre Casa de Gobierno, también le fue agregado un balcón, protegido con un
barandal de fierro, situado en el único anexo, ubicado en la azotea, en cuya
pared, al frente, se encuentra una puerta con jambada, que en el edificio
original no existió. Sobre esta puerta se observa una cornisa; arriba de ésta,
un reloj de pared; a los lados, una serie de cuatro banderines esculpidos; en la
parte superior un águila porfiriana y a los lados, los años simbólicos: 1881
(inauguración) y 1981 (reconstrucción). En el edificio original, en la base de
la pared de este anexo de la azotea tenía escrito: CASA DE GOBIERNO. A los
lados de este espacio, prosiguen las pilastras que vienen desde la planta baja,
pero las pilastras del exterior se cortan. En este anexo de la azotea se
levanta un frontón triangular que en el edificio original tenía un gorro
frigio, el que fue eliminado. El frontón fue la base del asta bandera. Tiene un
entablamento formado por el arquitrabe, extendido en toda la longitud de la
fachada, primero se extiende una moldura y sobre ella una cornisa doble
arreglada con dentículos. Por último, tiene un apoyo oblicuo a cada costado que
da la apariencia de sostener el sitio, pero es un sostén ornamental de una
pieza de forma irregular en cada lado, arreglada con canales rectos en la
superficie de cada una.
En la planta baja, al
introducirnos por la puerta de entrada se encuentra un recibidor de
distribución a las dos alas e inmediatamente al fondo, se encuentra una puerta
que comunica al patio. A la izquierda del recibidor, un amplio espacio en donde
se encontraban las oficinas de gobierno y el despacho del jefe político; a la
derecha, a lo largo de la estancia, se encontraban las oficinas del Tribunal
Superior de Justicia y en cada estancia, doblando de oriente a poniente, se
encontraban las oficinas de los titulares. A la derecha del recibidor, después
de introducirnos a la estancia se localizó una escalera de caracol que conduce
a la única estancia de la azotea. Esta ala de la construcción fue ocupada por
las oficinas del Tribunal Superior de Justicia. En el resto de la manzana, al
frente de las calles Independencia, Belisario Domínguez y 5 de mayo, se
construyeron y adaptaron el resto de las oficinas de gobierno y a la par,
durante un tiempo, fue sede de la fuerza de guarnición de la plaza”.
En este punto hago un
paréntesis y comento que hace algunos años un buen amigo mío, el señor Enrique
Colado Maya, me comentaba que en los años cuarentas acompañaba a su señor
padre, Don Ignacio Collado, hacia el cuarto situado en la parte alta de la
“Casa de Gobierno” con el propósito de hacer las lecturas de los diferentes
instrumentos de precisión que ahí tenían para medir la “calidad del tiempo”.
Recuerda que había termómetros, barómetro, medidor de humedad y otros aparatos
que ya no recuerda. Una vez que Don Ignacio finalizaba esta tarea se dirígía a
las oficinas de telégrafo, de las cuales él era el administrador, para
trasmitirlas religiosamente a las 18:00 hrs. a la ciudad de México.
Con el paso del tiempo el
edificio cumplió muy bien sus funciones siendo además de la sede del poder
político, militar y judicial, el sitio donde inició la comunicación telefónica
en esta ciudad. Muchas personas recuerdan los sonidos de las máquinas que
intercomunicaban a las casas y comercios del primer cuadro de la ciudad a
través de los teléfonos conocidos como “de manivela”. El profesor Leonardo
Reyes Silva y el ex gobernador Ángel César Mendoza Arámburo recuerdan sus
paseos por el patio interior del recinto, entre el hermoso jardín que daba
sombra y frescor a los días de verano, así como para ver trabajar a las
telefonistas que de manera incansable enchufaban y desenchufaban cables en el
mueble electrónico. Sin embargo, como todos los edificios, la casa de Gobierno
requería de mantenimiento y remozamiento para poder sostenerse de forma digna,
lamentablemente la falta de cuidado por los gobernantes en turno y las
carencias económicas por las que pasó el territorio hicieron que el edificio
luciera a principios de los años sesentas en muy malas condiciones: paredes
descascaradas, ventanales rotos, marcos de puertas y ventanas resecos y
destruidos por la acción del sol, pisos gastados y manchados, etc. Y para
incrementar las dolencias sumaremos que el incremento en la estructura
burocrática del gobierno del entonces territorio hacía casi imposible que se
pudieran albergar todas las oficinas en este sitio por lo que el entonces jefe
político y militar de entonces, el Gral. Bonifacio Salinas Leal, inició las
gestiones para la construcción de una nueva sede del Poder Ejecutivo del
Territorio.
Una vez construido el nuevo
“Palacio de Gobierno” o “Palacio de cantera” como se denominó al flamante
edificio que se construyó en los terrenos de lo que hasta entonces había sido
el Aeropuerto de la ciudad, los muebles y demás documentos que hasta entonces
habían permanecido en la “Casa de Gobierno” fueron trasladados para iniciar el
trabajo. Lamentablemente en el año de 1963 y sin previa consulta con los
paceños, el Gral. Salinas Leal mandó demoler el octogenario edificio ante la
mirada asombrada de los lugareños. No le importaron los airados reclamos que
salían del periódico el “Eco de California”, este señor estaba acostumbrado a
hacer lo que le dictaba su regalada gana y no paró hasta tumbar la última
piedra de este hermoso edificio y colocar en su lugar un cine. Vaya manera tan
desafortunada e inmerecida para acabar con un edificio en donde despacharon
asuntos de gran importancia personas de mucha mejor valía y estimación que el
que daba la estocada final a esta construcción.
Con el pasar de los años
llegaron vientos de cambio en nuestra ciudad y se pudo ver coronado aquel viejo
anhelo de ver a nuestra sureña Baja California convertirse en el estado libre y
soberano de Baja California Sur y, al mando, un sudcaliforniano que sabía
aquilatar las obras y encarnaba los valores de estas tierras, el Lic. Ángel César
Mendoza Arámburo. Con su elección se inició la gestión de recursos y la
planificación para volver a la vida a aquellos edificios que fueron demolidos
por el general de ingrata memoria. En el último año de su gestión al frente del
gobierno se inició la reconstrucción de lo que fuera la “Casa de Gobierno”,
lamentablemente los recursos no fueron suficientes y sólo se edificó la fachada
así como el recinto de exposiciones y las oficinas, en el lugar que años atrás
ocupaba el jefe político. También se construyó un hermoso auditorio con
capacidad para unas 100 personas. En este sitio funcionó por casi 20 años la
famosa “Biblioteca de las Californias” la cual se preciaba de contener una de
las colecciones más completas de libros, en inglés y español, de historia Baja
Californiana. En fecha reciente en este espacio estuvo funcionando el Centro de
Artes, Tradiciones y Culturas Populares del Estado de B.C.S. en donde se podían
apreciar una gran cantidad de exposiciones sobre diversos tópicos de gran
interés para la ciudadanía. En la actualidad este recinto está en remodelación
y albergará lo que se ha dado por llamar el “Museo de Arte de La Paz” con una
inversión millonaria en su infraestructura y equipamiento.
La Casa de Gobierno ya no
existe más, sin embargo en la memoria y nostalgia de los habitantes de este
bello puerto perdurará por muchos años más.
Bibliografía:
“La Paz. Ciudad y puerto Mexicano.
Origen, Proceso histórico y Símbolos emblemáticos” - Gilberto Ibarra Rivera.
“México pintoresco,
artístico y monumental” - Manuel Rivera Cambas
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