Autor:
Sealtiel Enciso Pérez
El día
jueves 12 de octubre del año de 2006 será una fecha que quedará grabada para la
posteridad en la mente de miles de paceños. Ese día fue cuando se desató uno de
los incendios más voraces que haya habido en esta ciudad de La Paz y que acabó
con la tienda de mayor prestigio del Noroeste de la República Mexicana, la
tienda “La Perla de La Paz”.
De
acuerdo a los reportes del H. Cuerpo de Bomberos del Municipio de La Paz, el
incendió dio inicio a las 10:00 hrs. Durante los días anteriores se habían
estado realizando labores de mantenimiento del edificio y precisamente se había
agendado, por parte de los herreros, el soldar diferentes materiales en el
Departamento de Damas (algunas personas afirman que era en el sótano).
Aparentemente, y eso suponen los peritos en siniestros de este tipo, el
incendio de la tienda inició con las chispas que saltaron por los efectos de la
soldadura y que cayeron sobre la ropa y demás materiales que había cerca del
lugar donde se trabajaba. En cuestión de segundos, y debido a que los artículos
en exhibición eran de materiales sumamente inflamables, se desató un incendio
que no pudo ser controlado por los trabajadores del negocio. Se hizo uso de los
extintores pero ya el fuego se había extendido y se volvió incontrolable.
A la
hora en que llegaron los bomberos y demás equipos de emergencia el fuego ya se
había propagado a la bodega del local y
a las demás áreas de la tienda. El total de bomberos que acudieron al lugar
fueron 80, además de que se solicitó la colaboración de la Marina Armada de
México para hacer labores de evacuación de clientes y trabajadores de la tienda
así como acordonar el sitio. Se utilizaron varias pipas extras llenas de agua
las cuales fueron proporcionadas por el Sistema de Agua Potable y
Alcantarillado de La Paz, lo anterior debido a que las reservas de los carros
cisterna del cuerpo de Bomberos fueron insuficientes desde el principio.
Las
acciones de control de este gran incendio fueron coordinadas por el comandante
del Cuerpo de Bomberos Raúl Sánchez Castro. Afortunadamente y gracias a su
experiencia y la preparación del equipo de Bomberos ante este tipo de
siniestros, sólo hubo 4 personas intoxicadas por inhalar el mortal humo, dos de
ellos bomberos. Es importante resaltar que muchos ciudadanos apoyaron en
labores de cargar las mangueras y dar ánimos a los equipos de profesionales que
trabajaban por abatir las llamas. Finalmente el incendio pudo ser controlado
hasta las 16:00 hrs. Y a las 18:00 hrs. Se dio por concluido y se retiraron los
equipos de rescate así como el operativo instalado.
Lamentablemente
el terrible incendio abarcó el segundo piso del local, justo donde se
encontraban los libros que daban cuenta de todo el movimiento de la tienda
desde hacía más de 145 años. Todo se quemó. Es importante mencionar que esta
prestigiada negociación vio la luz en el año de 1860 llamándose en un principio
“Don Antonio Ruffo” para posteriormente, con el tiempo, cambiar su denominación
a “Casa Ruffo”, “Ruffo hermanos” y finalmente a “La Perla de La Paz”, nombre
con el que actualmente la reconocemos. Esta negociación inicialmente se
dedicaba a la venta de abarrotería, se podía encontrar desde alimentos, equipo
para pesca, construcción e incluso para minería. Con el paso del tiempo
diversificó sus ventas y amplió los espacios de la tienda vendiendo pan,
artículos de farmacia y ropa de importación. También era común encontrar en el
lugar telas, vajillas, electrónicos, papelería, mercería y muchísimas cosas
más.
Conforme
pasaron los días posteriores al incendio, la empresa ordenó limpiar el sitio y
evaluar los daños a la antigua estructura, El resultado fue sumamente triste,
el 90% de la estructura resultó dañada gravemente y era un peligro que se
dejara en pie, debía de demolerse. De inmediato se iniciaron estas acciones.
Sin embargo el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) detuvo los
trabajos argumentando, y con razón, de que el edificio estaba considerado como
“Edificio Histórico” y que se tenía que revaluar la estructura para determinar
si sería posible el dejar alguna de sus partes principales sin demoler. Para
ello se contrató una empresa perteneciente al conocido Profr. José Javier Farah
de Anda, el cual realizó los cálculos que determinaron que la fachada principal
del edificio podía rescatarse construyendo una estructura de metal que
soportara todo su peso y con ello lograr su conservación. Y así se hizo.
Actualmente,
al pasar por la calle Carlos M. Ezquerro desde la esquina de A. Arriola hasta
llegar al callejón Ignacio Bañuelos Cabezud, se puede apreciar la fachada de lo
que antes fuera el orgullo de nuestra Ciudad y la joya más preciada de todo
nuestro Territorio. Pero ahora da mucha tristeza. Ver sus portones de madera
semidestruidos por el fuego, los muros de ladrillo cubiertos de cantera y
cemento, agrietados, deformes, con un color cadavérico. Fue mucho el daño que
hizo el fuego. La mayoría de los paceños piensan que sería mejor demoler lo que
ahí quedó ya que representa un peligro latente de derrumbe además de restringir
la circulación peatonal por la acera del lado de lo que fuera la fastuosa
“Perla de La Paz”.
La
tienda sigue funcionando, fueron habilitados los edificios, también propiedad de
la Familia Ruffo, que se encontraban enfrente de la entrada principal de la
antigua tienda. Ahí siguen ofreciendo, aunque de forma más limitada, ropa y
accesorios de vestido.
La
ciudad de Paz sigue su curso, el tiempo no se detiene por nada ni por nadie,
pero aquellos que nos tocó caminar por los pasillos de esta tienda desde que
éramos unos niños y hasta que llegamos a la adultez, jamás olvidaremos los
olores, las texturas, las caras de aquello que vimos y vivimos en lo que fue
uno de los edificios más maravillosos y representativos de las riquezas de esta
tierra y de la gente que la hizo grande con trabajo y dedicación.
Bibliografía:
http://www.bcsnoticias.mx
http://sudcalifornios.com
www.jornada.com.mx
http://perladelapaz.tripod.com
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