Autor Sealtiel Enciso Pérez
Un día 13 de julio pero de hace 65 años, la pintora mexicana
Frida Kahlo dejó de existir. Una mujer de claroscuros, pintora autodidacta,
maestra de pintura y férrea militante del Partido Comunista Mexicano, que nos
legó una colección de pinturas que retratan su vida, su pasión y su dolor, las
cuales la han inmortalizado y colocado a su patria mexicana en el centro de la
estética del color en todo el mundo.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, nació en la ciudad de
México, en el barrio de Coyoacán, en la Ciudad de México, el 6 de julio de
1907. Fue la cuarta hija del segundo matrimonio de su padre Guillermo Kahlo (de
origen alemán) y su madre, la señora Matilde Calderón. Muchos nos hemos
preguntado sobre el origen de los rasgos faciales de Frida, por ejemplo las
cejas pobladas y “cerradas”; pues la explicación se debe a la genética. Por las
venas de Frida, y a través de su línea paterna, corría sangre alemana y
judeohúngara.
Desde muy temprana edad el dolor y sus malestares físicos se
ensañaron con Frida. Contando con tan sólo 6 años contrajo poliomielitis,
enfermedad que la tuvo postrada por mucho tiempo y que le dejó secuelas
permanentes como fue tener una pierna notoriamente más delgada que la otra.
Para poder recuperar su salud y la movilidad, el padre la sometió a duros
ejercicios de rehabilitación física, operaciones quirúrgicas e incluso la
práctica deportes tan diversos como atletismo, futbol y boxeo. Debido a estas
situaciones que marcaron su infancia, Frida fue una niña muy solitaria e
introvertida, lo cual la pintora lo dejó expresado en varias de sus obras al
dibujar niñas solitarias y rodeadas de simbolismos del dolor y sufrimiento.
A la edad de 13 años ingresa a la Escuela Nacional
Preparatoria de la ciudad de México donde se distinguió por su carácter más
abierto, rebelde y obstinado. Se unió a un grupo de alumnos destacados a los
cuales apodaban como “Los cachuchas” debido a que todos usaban esta prenda. Ya
desde entonces participaba en manifestaciones a favor del anarquismo y en
contra de las injusticias que ocurrían en el diario acontecer. A la edad de 16
años, cuando se trasladaba junto con su novio hacia su escuela, el camión en el
que viajaba fue embestido brutalmente por un tranvía, siendo Frida una de las
pasajeras que sufrió las peores lesiones que casi le cuestan la vida: Su
columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas
en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso pélvico. Su pierna derecha
se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se
descoyuntó y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por
la vagina.
A partir de ese momento la vida de Frida da un vuelco y pasa
casi 1 año entre cirugías, terapias físicas (las cuales incluían aparatos que
“estiraban” su columna para tratar de regresarla a su estado natural) y el uso
de varios corsés de yeso. Fue durante este tiempo, en el cual estaba
imposibilitada para desplazarse y por lo mismo debía estar acostada o sentada,
que inició con fervor el aprendizaje de técnicas de pintura. Su padre le adaptó
un caballete el cual le permitía pintar acostada en su cama, fue así como
realizó sus primeras pinturas. Frida siempre afirmó que, a pesar de lo que
opinaran los críticos, sus pinturas no era surrealistas sino que eran la
manifestación real de su dolor y sufrimiento.
Durante el año de 1927, ya recuperada en buena parte su
salud, decide incursionar en el ambiente político, intelectual y social de la
capital. Es en esas reuniones que conoce a sus grandes amores: Tina Modotti y
Diego Rivera. Durante varios meses Frida frecuentó a Diego Rivera en los
lugares donde realizaba los murales que lo hicieron tan célebre. Según Diego,
Frida siempre fue su más despiadado crítico, y él, el más ferviente admirador
de la obra de su amada. Diego correspondía a las visitas de Frida, acudiendo a
su casa de Coyoacán y pasando alegres veladas, en compañía de un nutrido grupo
de intelectuales y políticos en donde el vino y la música nunca escasearon. El
21 de agosto de 1929, deciden celebrar su amor contrayendo nupcias.
El matrimonio de estas dos grandes personalidades siempre
estuvo plagado de altibajos: ambos fueron infieles, Frida lo fue con hombres y
mujeres. Su vida ajetreada entre exposiciones pictóricas y la elaboración de sus
obras, estaba salpicada de constantes reuniones sociales en donde ambos tenían
romances más o menos frecuentes con sus invitados. Incluso Diego Rivera tuvo la
osadía de acostarse con la hermana menor de Frida, Cristina, cosa que Frida
jamás le perdonó y fue la causal de que en el año de 1939 ambos se divorciaran.
Kahlo nunca pudo tener hijos, en un par de ocasiones quedó embarazada pero tuvo
que abortar debido a la alta posibilidad de que el producto viniera con
malformaciones. Esta situación fue un duro golpe para la pintora la cual tardó
varios años en asimilarlo.
Entre los años de 1931 a 1934, Frida y Diego se trasladan a
Estados Unidos de América, invitados por diferentes mecenas de las artes así
como un círculo de artistas cada vez más interesados en la obra de estos
pintores. Es en aquellas ciudades que Frida pinta varios de sus cuadros más
famosos como “Aborto en Detroit” entre otros. Durante el año de 1938 regresa a
México y fue en ese tiempo en que recibe en su casa al activista ucraniano León
Trotsky, con el cual tuvo un romance. Cuando Trotsky es asesinado, tanto a
Diego como a ella los detiene la policía ya que varias personas del Partido
Comunista de México los acusan de ser partícipes de este crimen, sin embargo
son liberados casi inmediatamente al desecharse los cargos. Al año siguiente,
1939, Frida pinta uno de sus cuadros más simbólicos: “Las dos Fridas”. Este
cuadro consiste en dos autorretratos de la pintora los cuales la hacen ver
sentada en dos sillas y cada una compartiendo la sangre en sus dos corazones a
través de una misma vena. Una de las Fridas viste con traje de Tehuana y la
otra con ropa Europea. La sangre en la parte de la vena que está en la Frida
“europea” se está secando mientras que la Frida Tehuana luce rozagante y
fuerte. Ejemplo del simbolismo y sentimiento nacionalista que impregnó la obra
de Kahlo.
Producto de la tortuosa relación que vivían en su matrimonio
Frida y Diego, se divorcian en el año de 1939; sin embargo Frida jamás dejó de
admirar a su amado, mientras Diego, siempre trataba de tener comunicación con
Frida y frecuentar las reuniones donde sabía que ella estaría. Tras 1 año del
divorcio, deciden volver a casarse de forma definitiva, sin embargo dejan
estipulados una serie de cláusulas que dan cuenta de las secuelas de la ruptura
entre ellos: “consistirá en vivir juntos, compartir los gastos, continuar con
la colaboración artística y excluir de su relación la vida sexual de pareja.”
Durante los siguientes 10 años (de 1940 a 1950) Frida
continúa desarrollando una intensa obra pictórica, con una técnica depurada y
bien definida en donde retrata con una explosión de colores su dolor y las
torturas que le imponen sus múltiples enfermedades. Algunos de estos cuadro
son: “Autorretrato con pelo cortado”, “Diego en mi pensamiento o Pensando en
Diego o Autorretrato como Tehuana”, “Pensando en la muerte”, “La columna rota,
Retrato de Doña Rosita Morillo, Moisés o Núcleo solar”, “Árbol de la esperanza
mantente firme”, “El venado herido, Autorretrato con el pelo suelto”, “El abrazo
de amor de El universo, la tierra (México), Yo, Diego y el señor Xólotl”, “Diego
y yo” y “Sandías «Viva la Vida»” Durante esos años estrena su faceta de maestra
de pintura al desempeñarse en ese puesto en la galería “Esmeralda” en la Ciudad
de México. También participa en manifestaciones promovidas por el Partido
Comunista de México.
En el año de 1953 realiza su única exposición en México, la
cual se desarrolló en la Galería de Arte Contemporáneo. Debido a encontrarse
con una grave dolencia en una pierna por la falta de circulación sanguínea, el
médico que la atendía le prohibió que fuera, sin embargo, la autora fiel a su
temperamento arrebatado pide que la trasladen a la Galería en ambulancia y que
la condujeran al centro de la exposición en una cama de hospital. Al llegar de
esta manera es recibida con asombro y ovaciones por parte de los asistentes. En
esta acto Frida estuvo bromeando con todos los presentes, consumiendo bebidas y
cantando, lo cal hizo del evento todo un éxito.
A los pocos días Frida es sometida a una operación ya que su
pierna tenía una grave gangrena debido a la falta de circulación. Se decide
amputarla para salvarle la vida. A partir de esta fecha Frida empieza a sumirse
en una grave depresión lo cual desencadena dos intentos de suicidio por
sobredosis con los medicamentos que ella misma se suministraba. Afortunadamente
y gracias a que fue atendida rápidamente logra recuperarse pero su ánimo y
salud quedan muy afectados. Frida continúa pintando y se desplaza por su casa
en una silla de ruedas. El 2 de julio de 1953 participa al lado de Diego Rivera
en una manifestación en contra de la invasión de Estados Unidos de América a
Guatemala.
El 13 de julio, Frida Kahlo deja de existir. Sus restos
fueron recibidos para darles un digno homenaje en el Palacio de Bellas Artes de
la Ciudad de México en donde montaron guardias de honor lo más granado de la
política, las artes y la sociedad del México de aquellos años. Al finalizar, su
cuerpo fue cremado y sus cenizas descansan en una urna en la Caza Azul de
Coyoacán, en la Ciudad de México.
En la actualidad la obra de Frida Kahlo es una de las más
cotizadas por los coleccionistas de obras de arte. 8 pinturas de su autoría
fueron vendidas sumando un total de 18 millones de dólares, entre las que
destaca el cuadro titulado “Dos desnudos en el bosque” el cual fue adquirido en
8 millones de dólares. La vida de Frida Kahlo fue intensa y plena, para
aquellos que admiramos el temple y la personalidad recia, Frida es un ejemplo
de cómo se puede vencer la adversidad y darle una cada diferente al dolor y el
sufrimiento.
Bibliografía:
Rico, Araceli (1993). Frida Kahlo: fantasía de un cuerpo
herido.
Amozorrutia, Alina (2008). 101 mujeres en la historia de
México. México: Grijalbo.
Tibol, Raquel (2002). Frida Kahlo: una vida abierta. México:
Universidad Nacional Autónoma de México.
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