¿Qué ocurrió en el puerto de La Paz desde el cierre de la Misión en 1748 hasta el inicio de su poblamiento en 1811?



Imagen alegórica. "El antiguo barco" (también conocido como el bote abandonado)
de Frederic Edwin Church



Autor Sealtiel Enciso Pérez

En el año de 1748 los jesuitas deciden cerrar su misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz debido a la escasa población de naturales así como la temporal disminución del ojo de agua del lugar, única fuente del vital líquido en esta región. Los naturales que habían sido convertidos se integran a la Misión de Todos Santos a donde también fue trasladada la Virgen del Pilar a efecto de resguardarla.

Es también en ese mismo año que un soldado español de nombre Manuel de Ocio inicia la exploración de minas en el lugar que bautiza como el Real de Santa Ana. Las explotaciones que realiza inicialmente fueron de vetas superficiales de rocas con una gran cantidad de plata. Con el incremento de la población en estos enclaves mineros se hizo necesario el fondeadero de barcos los cuales traían a los mineros y sus familias así como los materiales y alimentos necesarios para realizar los trabajos en la minería y sostener a su población, es así como se habilitan algunos jacales provisionales en la ensenada de La Paz así como en la Ensenada de Muertos. También el puerto de La Paz era utilizado para desembarcar y almacenar la sal que se extraía de la Isla del Carmen la cual era necesaria en el proceso de beneficio de los metales que se extraían.

Una vez que los barcos desocupaban sus bodegas éstas se volvían a llenar con los metales obtenidos, lingotes de plata, así como productos obtenidos en la región como era sebo de res, carne, cueros y quesos. Esta actividad continuó de forma apacible hasta que en el año de 1767 llega a este puerto el Visitador Real José de Gálvez con la misión de iniciar la colonización de la parte norte de la california a efecto de iniciar su explotación en beneficio de la Corona Española así como prevenir una probable invasión de otros exploradores que ya merodeaban sus linderos. De Gálvez tiene en su mente el convertir a La Paz en un puerto que sirviera como punto de apoyo para surtir de mercancías y personal a las expediciones que recién exploraban la región norte de la península; incluso fue más allá al planear el deslinde de los terrenos dentro del puerto para la construcción de una plaza central así como la traza de calles y ubicación de los sitios de mayor importancia para una urbe. El trabajo para este objetivo se lo encomendó al militar Manuel garcía Morales el cual nunca lo pudo concretar debido a la falta de mano de obra (trabajadores) que lo hicieran.



Sin embargo José de Gálvez impulsó la desamortización del terreno a favor de la venta entre los ganaderos que desearan adquirirlo. En el libro escrito por Ulises Urbano Lassépas, "Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de marzo de 1857", aparece que se dieron concesiones de sitio de ganado y para cultivo en el puerto de La Paz y puntos cercanos a familias de apellidos Angulo, Avilés y Jerez, Antonio Belloc y Eufrasio León.


Durante los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX la bahía de La Paz era utilizada como ancladero de los barcos que realizaban el comercio entre los puertos de San Blas y la alta California así como punto de descanso y calafateo de lanchas, goletas, guairos y balandras que transportaban mercancías a las Misiones o a los recién creados poblados mineros. 



A pesar de la los puntos conocidos como La Ventana y Ensenada de Muertos también eran utilizados como fondeaderos y para cargar y descargar mercancías y minerales, la Paz siempre tuvo preponderancia por ser un punto de resguardo ante fenómenos naturales así como contar con un ojo de agua que permitiera realizar la aguada. Finalmente en el año de 1803 los incipientes puertos de Ensenada de Muertos y La Paz son reconocidos como Puertos de Cabotaje por el virreinato de la Nueva España. 


Ya para esos años se realizaban frecuentes viajes por parte de comerciantes propietarios de sus barcos y en los que transportaban materiales, animales y herramientas para el trabajo en la minería y los ranchos y al regresar a la contracosta llevaban sus bodegas cargadas con productos elaborados en esta región peninsular. los nombres de algunos de estos comerciantes eran: Vicente Ortigosa, Victorino Legaspi, Manuel Amao, Manuel Salgado, Eufrasio León, Antonio Gavaráin, Bonifacio Bazosábal, Francisco Ramírez, Juan Antonio Cambra, Juan Malarín, Ignacio de León y Jacinto Morales. 

Bibliografía:

La Paz, sus tiempos y espacios sociales - Edith González Cruz, Ignacio Rivas Hernández y Francisco Altable

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