SOBRE LOS ORÍGENES DEL NOMBRE CALIFORNIA





Autor: Sealtiel Enciso Pérez

El nacimiento de muchos toponímicos tienen su razón de ser en características hidrológicas, orográficas, geológicas, climáticas e incluso meteorológicas de los sitios que se denominan. También los nombres de ciertos sitios fueron retomados del santoral cristiano para conmemorar el día en que fueron descubiertos. Sin embargo existen lugares en el mundo donde el significado de su nombre o de porqué se le impuso queda encerrado en una gran incógnita. Este caso fue el del nombre que se le impuso a nuestra península y con el cuál es conocido desde hace casi 350 años.

El origen más remoto de la palabra “California” data de finales del siglo XI o principios del XII en un poema épico anónimo titulada “La Canción de Roldán”. Este poema consta de 4002 versos decasílabos. En esta obra se narra la incursión que llevó a cabo el emperador Carlomagno a la España que en aquel entonces se encontraba bajo el dominio de los árabes (musulmanes). Cuando el emperador ordena la retirada de sus tropas, éstas fueron emboscadas en el desfiladero de Roncesvalles. Durante esta batalla muere Roldán, el cual se cree fue sobrino del emperador.


En el mencionado poema se puede leer lo siguiente: “Muerto está mi sobrino que tantas tierras conquistó contra mí se rebelarán los sajones y los húngaros y los búlgaros y tantos otros los romanos, los pullés y los de Palermo y los de África y los de Califerne”. Como podemos darnos cuenta Califerne es un sitio imaginario del cual procedían algunas de las tropas que se enfrentaron contra Carlomagno.

Trescientos años después aparece una colección de 5 tomos de libros de caballería escritos por Garci Rodríguez de Montalvo y cuyo título era “Las Sergas de Esplandián”. Estos libros, desde su primera publicación fueron acogidos con gran interés por parte de los círculos de exploradores y militares de los países europeos. En estas obras se narran las aventuras de Esplandián, un guerrero que lucha contra diferentes figuras imaginarias (monstruos y gigantes) así como musulmanes hasta lograr ser coronado como Emperador.

Como una acotación mencionaremos que en esos años, la realidad y la fantasía se mezclaban en la interpretación de la realidad, por lo que era común que incluso personas poseedoras de estudios superiores, creyeran en la existencia de dragones, grifos, hidras, gigantes, amazonas, etc. Esta novela fue muy popular en el siglo XVI, que fue cuando se inició la expansión al nuevo mundo por parte de las dos superpotencias de aquellos años: el imperio español y el portugués. La mayoría de los soldados exploradores así como sus subalternos creían a pie juntillas en estas historias fantasiosas, algo que hoy nos parecen cuentos infantiles. En gran medida los impulsos de conquista y exploración de nuevas tierras eran motivados por la enfermiza creencia de que en esos sitios existían grandes riquezas que les asegurarían una fortuna y prestigio por el cual estaban dispuestos, incluso, hasta dar su vida misma.


En los libros ya mencionados aparece una parte en la narración en donde surge de nuevo a la luz la palabra “California” y es el siguiente: “Sabed que a la diestra mano de las Indias hubo una isla llamada California, muy llegada al Paraíso Terrenal, la cual fue poblada de mujeres negras, sin que algún varón entre ellas hubiese, que casi como las Amazonas era su modo de vivir. Eran éstas de valientes cuerpos y esforzados y ardientes corazones y de grandes fuerzas. La ínsula en sí la más fuerte de riscos y bravas peñas que en el mundo se hallaba. Sus armas eran todas de oro y también las guarniciones de las bestias fieras en que, después de haberlas amansado, cabalgaban; que en toda la isla no había otro metal alguno. Moraban en cuevas muy bien labradas; tenían navíos, muchos, en que salían a otras partes a hacer cabalgadas, y los hombres que prendían llevábanlos consigo, dándoles la muerte que adelante oiréis. Y algunas veces que tenían paces con sus contrarios, mezclábanse con toda seguranza unas con otros, y habían ayuntamientos carnales, de donde se seguía quedar muchas de ellas preñadas, y si parían hembra, guardábanla, y si parían varón, luego era muerto. La causa de ello, según se sabía, era porque en sus pensamientos tenían firme de apocar los varones en tan pequeño número, que sin trabajo los pudiesen señorear, con todas sus tierras y guardar aquellos que entendiesen que cumplía para que la generación no pereciese. En esta isla, California llamada, había muchos grifos, por la grande aspereza de la tierra y por las infinitas salvajinas que en ella habitaban, los cuales en ninguna parte del mundo eran hallados”.

Ahora bien, ¿Cómo fue que el mencionado nombre fue otorgado a nuestra península? Para muchos de los investigadores e historiadores serios sobre la historia de nuestra tierra, se cree que fueron los mismos soldados que acompañaron a Hernán Cortés durante su viaje de colonización a las Californias entre los años de 1535 y 1536. En las “Cartas de relación“ escritas por Hernán Cortés se puede encontrar que el Marqués del Valle de Oaxaca era creyente de la existencia de “una isla en la Mar del Sur (hoy Océano pacífico) que era habitada sólo por mujeres y en donde abundaba el oro y las piedras preciosas” por lo que envió tras su ubicación a varios de sus capitanes más cercanos. Cuando acude a estas tierras del occidente de la Nueva España, Cortés siempre tuvo la certeza de que estaba llegando a una isla, y sus hombres al contemplar los inmensos farallones que sobresalían del mar en la punta austral de nuestras tierras, de manera categórica afirmaban que estaban arribando a la mítica “California” descrita en las Sergas. Si bien es cierto que no existen elementos donde se vea que Cortés afirmó estar en la “Isla California”, es muy probable que sus soldados sí usaran este nombre para referirse a nuestra península.


Hasta hoy la versión antes mencionada es la que más se acepta para definir por qué se puso este nombre a nuestra península. El nombre de California es único tanto en su nacimiento como en su significado, es por ello que los Sudcalifornianos debemos de sentirnos orgullosos de tenerlo y promover acciones decididas para evitar ser despojados de él, ante los embates de una sociedad cada vez más acomodaticia que prefiere sólo el título de “baja”.

Bibliografía:

Sobre el nombre California Huella cartográfica de uno de los nombres más fascinantes de la geografía mundial - Carlos Lazcano Sahagún
La canción de Roldán - Escrito por Auriga, Ediciones S.A.
Sergas de Esplandián - Escrito por Garci Rodríguez de Montalvo, Emilio José Sales Dasí

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