Autor: Sealtiel Enciso Pérez
Sabido es por todos aquellos
que hemos dedicado tiempo para analizar la historia de nuestra California
Original, que el gobierno estadounidense, desde que se constituyó en Estado, ha
mantenido una actitud colonizadora y expansionista, buscando de todas las
formas posibles, desde la compra hasta la infame invasión filibustera, agrandar
su territorio. México, por su colindancia con esta nación ha sufrido múltiples
embates, en todos ellos hemos perdido más de la mitad del territorio que
teníamos desde 1821 hasta 1848. La península de Baja California por su
ubicación estratégica en el océano pacífico, ha sido codiciada por los
estadounidenses, los cuales buscaban quedarse con ella en las negociaciones del
tratado Guadalupe-Hidalgo, así mismo se tienen documentos en el Archivo General
de la Nación (por lo menos más de 20) en donde solicitaron se les vendiera. En
todas esas ocasiones fueron firmemente rechazados.
Sin embargo existe un impase
dentro de la historia de la California del Sur, en donde algunos historiadores
sostienen que prácticamente la península fue “vendida”, por el entonces
gobierno de Don Benito Juárez, a un empresario estadounidense. Estamos hablando de la famosa
“Concesión Leese”. A continuación vamos a describir de forma clara y concreta
lo que ocurrió en ese tiempo y cómo se resolvió este controvertido asunto.
Corría el año de 1864,
México se encontraba sumergido en una nueva guerra invasora por parte del
imperio francés al mando de Maximiliano de Habsburgo. Desde el año de 1862,
habían llegado miles de soldados enviados por Francia con el pretexto de cobrar
al gobierno mexicano un adeudo que se tenía, sin embargo detrás de todo ello
estaban por un lado los altos jerarcas de la iglesia mexicana sumamente
disgustados por haber perdido sus propiedades y privilegios con la promulgación
de las Leyes de Reforma; y por otro lado, los deseos expansionistas de Napoleón
III el cual estaba deseoso de ampliar sus dominios hasta América y construir un
imperio en México.
Es así como el legítimo
gobierno de la República Mexicana, se encontraba sin dinero para sostener al
ejército nacional en la lucha por expulsar de nuestras tierras a estos
invasores, sin capacidad para comprar armas y municiones. En esas horas
desesperadas para el Gobierno Juarista surge la propuesta, encabezada por el
comerciante Jacob P. Leese para colonizar los terrenos baldíos de la Baja
California en un área que abarcaba de los 24 hasta los 31 grados lat. Norte. A
cambio de esta colonización, el Sr. Leese se comprometía al pago de 100 mil
dólares. Algunas de las cláusulas del mencionado contrato eran las siguientes:
7ma. Dentro del término de 5 años, contados desde el día
de aprobación de este proyecto de colonización, los empresarios introducirán en
el territorio doscientas familias de colonos cuando menos…..
8va. Las salinas Ojo de Liebre y San Quintín, que al
presente son rentadas por el gobierno, cuando el contrato presente haya
expirado, serán rentadas a dicha colonia por el término de 20 años, con la
condición de que serán pagados al gobierno 20 reales por tonelada de sal que
sea exportada…..
10mo. Los colonos serán independientes en su
administración municipal, en virtud de lo cual se les otorgará el poder para
poder organizar libremente todas las instituciones que consideren adecuadas…..
El acuerdo fue firmado y
durante los siguientes 7 años Leese y sus socios trataron de cumplir de formas chapuceras
con el mismo. Difundieron en las principales ciudades de Estados Unidos
carteles donde prometían la entrega inmediata a cualquiera que deseara
dirigirse hacia la Baja California, de cientos de hectáreas de tierra, la cual
era tan fértil que producía pasto el cual crecía tanto que podría sobrepasar la
estatura de un caballo. Mencionaba que había una gran cantidad de caudalosos
ríos los cuales bañaban las tierras y producían en cantidad sin necesidad de
cuidarlas. Obviamente, cuando los pocos colonos estadounidenses engatusados
llegaban a estas tierras de la California y se daban cuenta del engaño, exigían
de inmediato ser devueltos a sus lugares de origen. Muchos de ellos fueron
abandonados a su suerte en los llanos de la Magdalena y de no ser por el
socorro de los sudcalifornianos, hubieran muerto. Durante este tiempo Leese
descubre que en los llanos de la Magdalena o de Hiray crecía una gran cantidad de
una planta tintórea de gran demanda en ese entonces en el mercado londinense,
la orchilla, y decide dar un giro a sus propósitos empezando su explotación
industrial.
Una vez restaurada la
República, y ya estando Benito Juárez en posibilidad de atender a todos los
asuntos que le demandaban desde todos los rincones del país, realiza una
evaluación de la concesión que se hizo con el Sr. Leese, y al ver que éste no
había cumplido con lo prometido, se rescinde el contrato de forma inmediata.
Sin embargo el chapucero Sr. Leese no queda conforme con esta decisión y
presiona a través del Gobierno de su país para ser “compensado” por los daños
que se le ocasionaron por la cancelación de la Concesión; no queriendo entrar
en una nueva confrontación bélica con los Estados Unidos, el Sr. Juárez le
ofrece un contrato para que explotara la orchilla.
Durante los siguientes 6
años, Leese y sus socios trabajaron estos productos en los llanos de Magdalena
o Hiray. Al vencer este contrato, en el año de 1878, y ya siendo presidente de
la república el Gral. Porfirio Díaz, los terrenos orchilleros pasaron a poder
del inglés Josep P. Hale.
Para efectos prácticos, la
famosa Concesión Leese jamás puso en riesgo la soberanía mexicana ni tampoco
estipulaba la “venta” de la península de Baja California. Simplemente era una
forma en la cual el gobierno encabezado por Benito Juárez, se hacía de recursos
para afrontar al peligro real que se cernía en ese entonces sobre nuestro país,
la ocupación francesa. Incluso puedo apostar que Benito Juárez tenía
conocimiento de los grandes retos a los que se enfrentaría Leese y sus socios
al querer colonizar a la antigua California: la escasez de agua para fundar y
sostener nuevos poblados, las dificultades para sembrar y hacer producir esos
terrenos que aunque fértiles, carentes de agua, el clima extremoso. En fin,
todas aquellas circunstancias con las que lucharan los jesuitas y los primeros
colonos para continuar con la vida en esta región de México, y a la que los
estadounidenses no estaban acostumbrados.
La California del Sur, esta
tierra de ensueños y grandes retos, ha sido codiciada por un sinnúmero de
naciones, sin embargo, pésele a quien le pese, ha sido, es y seguirá siendo
orgullosamente Mexicana.
Bibliografía:
Historia general de Baja
California Sur: La economía regional
Motivaciones y actores de la
Revolución Mexicana en Baja California Sur - Edith González Cruz
cronicassudcalifornianas.blogspot.com
fotosbajacalifornia.tripod.com
sites.google.com/site/consecionleesebajacalifornia
elvigia.net
wikipedia.org
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