Las pinturas rupestres de la California descritas por los Jesuitas



Pinturas rupestres encontradas en la parte norte de Baja California Sur

Autor Sealtiel Enciso Pérez

A pesar de que en la mayoría de los escritos realizados por los jesuitas, se trata de brutos, ignorantes, salvajes y otros adjetivos semejantes, a los naturales de la California, los religiosos no dejaron de admirarse al conocer las pinturas rupestres que se encontraban en cuevas cercanas a la misión de San Ignacio Kadaakamán así como a los reportes de un sacerdote que dio haber hallado huesos gigantescos de probables pobladores prehistóricos de aquellas tierras.

Los jesuitas comentan que a su llegada pudieron apreciar un gran nivel de embrutecimiento y barbarismo entre los naturales que localizaban en los diferentes sitios de la California, sin embargo suponían que esto no siempre fue así. Lo anterior lo concluían al haber descubierto entre los 27 y 28 grados de latitud,  varias cuevas que lucían hermosas pinturas de hombres y mujeres "decentemente" vestidos así como animales. Al investigar el origen de los pigmentos utilizados fue fácil concluir que para elaborarlos se utilizó la tierra y minerales que son fácilmente localizables en el volcán de "las vírgenes". Sin embargo les causaba una gran admiración que los colores hubieran podido sobrevivir al paso de los años y a la acción inmisericorde del clima y la erosión que causan los mismos.


Hermosas pinturas rupestres

Al preguntar a los naturales sobre el origen de esas pinturas sólo algunas atinaban a responder que fueron elaboradas por gigantes que procedían del norte, sin embargo no tenían más datos. Es por ello que llegaron a concluir que no podían proceder de ramas coincidentes ya que los actuales californios carecían totalmente de las habilidades artísticas y la "inteligencia" para elaborar estas pinturas. Es importante resaltar el informe del Sacerdote José Rotea, el cual era calificado como "exacto y sincero", y que aseguraba que cerca de San Ignacio, en un lugar llamado San Joaquín, pudo desenterrar huesos gigantescos que pertenecieron a un ser humano de gran tamaño. Los huesos encontrados fueron vértebras, canilla, costillas, un fragmento grande de cráneo y dientes. Lamentablemente, asegura, que no pudo localizar todo el cuerpo debido a que un arroyo que pasó por el lugar arrastró todo lo que ahí había. Las conclusiones del sacerdote Rotea era que haciendo un estudio comparativo del tamaño de las vértebras de este gigante es muy probable que hubiera medido cerca de 11 pies.


Son interesantes los relatos que hacen los ignacianos sobre sus impresiones de las pinturas encontradas en las cuevas en donde mencionan que había dibujados animales que aún vagaban en esos días por los montes, y otros animales a los que llamaban "extranjeros". También sorprendía la postura de los seres humanos dibujados ya que les parecía que iban decentemente vestidos y estaban en posturas de "brazos abiertos". 

Bibliografía:

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero


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