Las penurias de los jesuitas: hambre y sublevaciones a principios del siglo XVIII




Naturales Californios peleando entre ellos (pintura de Ignacio Tirsh)

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Desde la llegada de los jesuitas a las tierras de California tuvieron grandes y graves dificultades para sostenerse y poder consolidar las misiones que iban creando. Existen anotaciones en los escritos de los misioneros que en el año de 1701 había una gran hambruna en Loreto debido a que las provisiones se habían repartido entre los indios conversos así como los colonos que ahí habitaban. Las reiteradas peticiones de auxilio que había enviado el padre Piccolo hacia España y Guadalajara parecía que no eran escuchadas. Fue debido a estas desgracias que el padre Píccolo se embarcó hacia las costas de Sonora con el fin de pedir alimento a sus hermanos de aquellas misiones, dejando al cargo del poblado a los padres Salvatierra y Ugarte. Afortunadamente para el mes de enero de 1702 llegaron provisiones de la misión de San Francisco Javier compuestas de unos pocos costales de trigo y maíz. Sin embargo muy poco les duraron estos alimentos debido a que el padre Salvatierra se preocupó por ofrecer alimentos a sus neófitos que guardar comida para ellos, así que en poco tiempo quedaron reducidos a un estado de hambruna.

Era tanta la necesidad de alimentarse y la escasez por la que se pasaba que los soldados y los misioneros tuvieron que vagar por los montes, tal como lo hacían los Californios, para conseguir raíces y animales rastreros para poder llevar algo a sus estómagos. Incluso aprendieron de los naturales el arte de la pesca ya que también tuvieron que recurrir a esta actividad para poder comer. Se cuenta que el sacerdote Juan de Ugarte era el más industrioso y solícito con sus neófitos y colonos y siempre estaba preocupado por encontrar algo que pudiera servir de alimento.





Un suceso que vino a agravar aún más la terrible situación por la que pasaban fue el asesinato de un natural por parte de un soldado español. Se cuenta que el hecho se suscitó debido a que la esposa del soldado, una californiana convertida al cristianismo, se había ido del lado de su marido, sin su consentimiento para disfrutar de las fiestas de la cosecha de las pitahayas. El soldado muy molesto fue a buscarla, al no encontrarla regresa a su puesto, pero de nuevo decide volver a buscarla acompañado de un nativo. Durante el viaje encuentra a un californio anciano que trata de disuadirlo de su empresa por considerarla muy peligrosa, discuten, se pelean y el soldado lo mata de un balazo en la cabeza. Al oír el disparo los demás naturales corren al sitio y al ver al californio muerto se enfurecen y acaban con la vida del soldado y hieren a su guía. Enterados de esta situación, los soldados ponen a buen resguardo a los misioneros en Loreto y de inmediato salen a combatir a los californios insurrectos. Los naturales enterados del debilitamiento de los soldados por el hambre deciden hacerles frente y se dieron varios combates muy reducidos en donde la peor parte la llevaron los Californios a los cuales hacen 4 o 5 muertos.


También la sublevación llegó hasta San Francisco Javier en donde los naturales rebeldes destruyeron un sembradío de trigo y matan varias cabras. De no ser por la ayuda de los soldados y algunos californios convertidos también hubieran destruido la casa donde habitaba el misionero. Este episodio tuvo su final cuando por fin llegó la ayuda con alimentos y soldados desde puertos de Sinaloa y paulatinamente las hostilidades acabaron, haciendo las paces entre los Californios y los Españoles.

Bibliografía

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero


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