Aspecto de misión Californiana (dibujo del sacerdote Ignacio Tirsh)
Autor Sealtiel Enciso Pérez
Durante los primeros años del siglo XVIII el sacerdote Francisco María Píccolo jugó un papel muy importante para la consolidación de las primeras misiones en la California. En el año de 1702 viajó hacia Sinaloa y Guadalajara para conseguir alimentos y enviarlos hacia las costas de la California en donde en los puntos donde se empezaron a asentar los primeros colonos se estaba viviendo una gran hambruna. Una vez conseguido y enviado los alimentos se avocó a conocer los últimos sucesos que habían acontecido en su ausencia, y entre ellos supo de la existencia de tres órdenes Reales:
1. Esta orden fue suscrita por el recién nombrado rey de España, Felipe V, en donde felicitaba a la orden de los jesuitas por su empeño y celo en el cumplimiento de su misión en la península de California.
2. Otorgaba la cantidad de 6,000 pesos anuales para el sostenimiento de las misiones Californianas.
3. Solicitaba a los sacerdotes jesuitas que remitieran periódicamente informes a la corona Española sobre los avances que fueran teniendo en sus empresas en estas tierras del Noroeste inexplorado.
Durante la estancia del padre Píccolo en la capital de la Nueva España se le pidió que redactara un extenso informe donde diera cuenta de lo que ocurría en la California para esas fechas. Posteriormente el ignaciano solicitó al virrey que le entregara la cantidad de los 6,000 pesos asignados por su majestad, lo cual sólo consiguió después de incontables penurias y dificultades. Nuestro afamado padre no perdió el tiempo y recurrió ante los católicos ricos de la capital para promover la donación de dinero para la fundación de nuevas misiones en aquellas tierras. Su afanoso empeño y reconocida convicción dieron grandes frutos logrado la promesa de el Marqués de Villapuente de sufragar los gastos de 2 misiones y de don Nicolás Arteaga y su esposa Josefa Vallejo de 1 misión más.
Misioneros jesuitas explorando las Californias
Para principios de octubre de 1702 el sacerdote Piccolo regresa a sus queridas misiones de la California acompañado de dos nuevos sacerdotes: Juan Manuel Basaldúa y Gerónimo Minutuli. Subieron al barco nombrado "Virgen del Rosario" y cargaron este navío con muchísimas provisiones tan necesarias en las Californias. Lamentablemente a mitad del trayecto se soltó sobre ellos una terrible tormenta y debido a ello perdieron una gran parte de su carga. Cuentan que de no ser por las súplicas a la Virgen de Loreto, patrona y madre de las Californias, hubieran naufragado. Al encomendarse a la virgen lograron calmar la tempestad y llegaron a buen recaudo al puerto de Loreto el 28 de octubre de 1702.
Durante este año de 1702 y el 1703 los sacerdotes Ugarte y Salvatierra estuvieron muy activos. El padre Ugarte trajo ganado caballar, vacuno y cabrío de Sonora con el cual equipó lo mejor que pudo a las misiones ya creadas. Mientras tanto el sacerdote Salvatierra exploró a pie y a caballo las tierras alrededor de los sitios conocidos encontrado pocos sitios para establecer una misión pero en todos ellos escaseaba el agua. También realizó recorridos hacia los llanos de Magdalena y al Noroeste de Loreto pero sin suerte para establecer una nueva Misión.
Bibliografía:
Historia de la Antigua ó Baja California - Francisco Javier Clavijero
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