De cómo fueron traídas plantas "extranjeras" a la península de California



Imagen ilustrativa de los primeros cultivos en la California (siglo XVII)

Autor Sealtiel Enciso Pérez

Cuando en el año de 1683 llegaron al puerto de La Paz, los expedicionarios al mando de Isidro de Atondo y Antillón, traían consigo semillas de diferentes plantas, entre las que destacaba el maíz y el frijol, sin embargo no existen informes si fueron sembradas y si hubo cosecha de las mismas. Lo que sí se sabe fue que cuando llegaron ese mismo año a San Bruno, un lugar cercano a lo que hoy se conoce como Loreto Conchó, en este sitio sí realizaron sembradío de estas leguminosas y se dieron en poca cantidad, sin embargo debido a la gran sequí que hubo los 2 años que permanecieron, las plantas se secaron. Este podríamos decir que fue el antecedente inmediato a la incorporación de plantas ajenas a las que había en la California y que fueron importadas por los colonos.

Llegado el año de 1697, y con la llegada de los colonos que establecieron el Real Presidio de Loreto Conchó, encabezados y al mando del jesuita Juan María de Salvatierra y Visconti, desembarcaron las semillas que con ellos veían y empezaron a hacer cultivos de las mismas con el propósito de cosecharlas y alimentarse de ellas. Las plantas que fueron traídas eran: "los olivos, limones, naranjos, albérchigos, granados, higueras, manzanos, guayabos, zapotes amarillos, parras, sandías, melones, calabazas, palmas de dátiles, trigo, maíz, arroz, y varias especies de legumbres, como garbanzos, lentejas, liabas y judias." 


Los jesuitas pudieron apreciar que la tierra de la península era muy buena para cultivar y que las higueras y las parras se daban en buena producción. En la California ya existían algunas parras silvestres pero eran de calidad muy inferior a las que ellos traían. Cuando había una buena producción de uvas pudieron elaborar vino el cual de acuerdo a su parecer era de excelente calidad. También los sembradíos de arroz y trigo eran muy bien cosechados. Lamentablemente para el cultivo de las manzanas, peras, pifias, chirimoyas y otras frutas delicadas de Méjico el clima no era muy provechoso y poco o nada se daban. Los ignacianos pudieron aprender técnicas muy sofisticadas para el cultivo del trigo y gracias a ello obtuvieron excelentes cosechas. Sin embargo la gran dificultad que tuvieron que vencer para cultivar esta planta, el trigo, es que para su crecimiento necesita una gran cantidad de agua, por lo que sólo en los sitios en donde había abundantes manantiales o sistemas de aljibes naturales como piedras-pileta en la que se almacenaba el agua de lluvia, a través de canales, podían llevarse hacia los lugares donde se sembraba esta semilla.

Jesuita enseñando el uso de la coa a un californio (Siglo XVIII)

Por lo general las cosechas de trigo eran casi siempre muy abundantes y superaban, en algunos casos, con cantidades de hasta en un 300% lo que se esperaba. Los jesuitas pudieron reconocer 2 variedades de trigo, uno de menor calidad que el otro, sin embargo al moler su fruto y hacer pan casi no se notaba la diferencia. Fue también en esos años en que se importó la primer enfermedad o plaga conocida en la California y que se trajo desde el interior de la Nueva España, seguramente con semillas contaminadas o con herramientas de labrantía contaminadas, me refiero al hongo o chahuiztle que ataca el maíz y el trigo. Aunado a esta plaga otros de los enemigos que tenían los jesuitas agricultores eran las tuzas, las ardillas, los pájaros, y sobre todo, la langosta. También una especie de trebol que crecía entre las plantas era necesario estarlo quitando constantemente ya que si se reproducía en demasía ahogaba al trigo o maíz.


También el maíz se plantaba en las misiones sin embargo era más difícil lograr su cosecha ya que necesitaba más agua que el trigo. En algunos sembradíos que se lograron se pudo cosechar hasta 400 % más de lo que se esperaba, sin embargo esto era muy poco frecuente, por lo que en lo que respecta a este grano siempre se tuvo una dependencia del producto que se enviaba de la contracosta. La planta del maíz era más sensible a la enfermedad del chahuiztle y por ello constantemente se perdían las cosechas.

Bibliografía

Historia de la Antigua ó Baja California  - Francisco Javier Clavijero