Algunos tropiezos en la Misión de San Ignacio Kadakaaman
Autor Sealtiel Enciso Pérez
El proceso de aculturación que impusieron los misioneros jesuitas desde su llegada a la California, no estuvo exento de desencuentros con los naturales ya que se resistían a adoptar unas creencias que les eran ajenas. Los que más demostraban resentimiento y odio por estas extrañas costumbres que traían los sacerdotes eran los guamas o hechiceros de las tribus los cuales veían peligrar su estatus y privilegios cada vez que un grupo de naturales abrazaba la nueva religión.
Se cuenta que al paso de los años en la misión de San Ignacio Kadakaaman se dieron hechos de sangre en donde principalmente perdían la vida los catecúmenos. Tal fue el caso en una ocasión en que 8 naturales no conversos acabaron con la vida de un neófito el cual se distinguía por su celo y amor por la religión. El suceso no fue castigado por parte de la autoridad de los sacerdotes y soldados por temor a provocar un levantamiento entre los naturales. Sin embargo, como cosa de designio divino, al poco tiempo sobrevino una epidemia en la que muchos naturales murieron, entre ellos los 8 que habían quitado la vida a este recién convertido.
También fue un hecho muy sobresaliente que un grupo de naturales que habitaban en las cercanías de la misión se negaban a convertirse al cristianismo y a pesar que el padre Luyando los exhortaba constantemente a ello se mantenían en una obstinada actitud. El motivo aparente de ello era que estaban gobernados por un grupo de ancianos que no querían abrazar estas nuevas ideas y pese a que tras dos años de arduos esfuerzos lograron convencer a los más jóvenes, los ancianos todavía duraron 7 años más hasta que por fin se cercaron a la misión para ser convertidos. Este fenómeno era muy conocido y extendido en toda la península, y la resistencia a convertirse era mayor cuando el anciano que se mantenía alejado era también el guama o hechicero de la tribu.
En cierta ocasión que el padre Luyando realizaba una predicación a los naturales convocados en su iglesia, y les hacía ver los misterios de la fe y los castigos que se esperaba para aquellos que murieran si abrazar los santos designios, un guama que estaba presente se sitió ofendido, y al finalizar la prédica del sacerdote convocó a todos los miembros de las tribus sobre los que tenía cierto ascendiente para que se reunieran en un lugar secreto. Los que asistieron fueron muchos y ahí les expresó que nadie había visto lo que el padre les dijo en la misa, pero que todos ellos habían sido testigos del poder de "Fehual" el cual era una especie de espíritu que se consideraba el director de las acciones humanas entre los cochimíes. Para dar mayor credibilidad a sus palabras les dijo que "Fehual" estaba enojado con ellos al dejar que los hombres extranjeros vivieran entre ellos y que por ello había espantado a los venados de aquellas tierras. Afortunadamente para la estabilidad de la Misión y la vida del sacerdote Luyando, al sitio habían llegado varios neófitos de la misión de Santa Rosalía de Mulegé los cuales les informaron que en el camino de más de 40 leguas que hicieron para llegar hasta ahí, habían visto 7 venados, por lo que era mentira lo que les decía el guama. Ante tal testimonio los reunidos se dispersaron sin embargo el guama siguió maquinando la forma de vengarse del sacerdote de Kadakaaman.
Con el pasar del tiempo el mencionado guama decidió acabar con la hostilidad hacia el sacerdote y decidió convertirse al cristianismo. En pago a tal acción, el sacerdote lo nombró gobernador de Kadakaaman. Sin embargo después de unos cuantos meses el mencionado guama regresó a su antigua vida de hechicero negando con ello las enseñanzas religiosas recibidas. Ante tal situación y en plena asamblea del poblado reprendió severamente al guama y dejó que los neófitos lo azotaran en justo castigo por su reprensible conducta y además fue despojado de su cargo. El guama anduvo por un tiempo buscando la forma de vengarse de la ofensa recibida e incluso planeó y ejecutó varias acciones para asesinar al sacerdote, no logrando su objetivo. Al final el guama enfermó víctima de una epidemia y antes de exhalar su último suspiro fue asistido cristianamente por el sacerdote al cual intentó asesinar.
Otro desencuentro que tuvo el sacerdote Luyando con un guama ocurrió cuando éste sedujo a una joven catequizada y fueron descubiertos cuando se encontraban en el monte. El guama fue conducido ante el sacerdote el cual lo reprendió severamente por este delito. El guama al sentirse avergonzado frente a sus hermanos salió furioso de la misión y se dirigió hacia el sitio donde solían llevar a comer a las cabras. Al llegar al lugar captura a una cabra negra y la sacrifica diciendo que así como asesinó a la cabra también acabará con la vida del sacerdote que trae una ropa del mismo color. Una vez que el jefe de la guardia fue notificado y con el propósito de que este ejemplo no cundiera, tramaron un plan entre el sacerdote Luyando, el gobernador de los naturales y el mismo jefe de los soldados. Al día siguiente fueron por el guama el cual fue sometido a un juicio popular en donde aceptó plenamente los hechos de que se le acusaban. Como consecuencia fue sentenciado a la pena de azotes en público. Apenas llevaban ejecutados 4 o 5 azotes cuando el sacerdote salió de la iglesia y dando gritos pidió y suplicó que ya no golpearan al guama y al mismo tiempo se comprometió a velar porque este hombre se arrepintiera de sus obras y se convirtiera al cristianismo. Ante este montaje tan bien elaborado se dejó libre al guama. Al poco tiempo éste decide iniciar su catequesis t posteriormente fue bautizado siendo desde entonces un buen cristiano hasta el fin de sus días.
Este montaje de la suspensión de azotes por intercesión del sacerdote fue montado en varias ocasiones con estupendos resultados ante la ingenuidad de los naturales, logrando con ello convertir a todos aquellos viejos que se resistían a aceptar la nueva religión que se les imponía.
Bibliografía:
Historia de la Antigua o Baja California - Francisco Javier Clavijero
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